sábado, 7 de junio de 2008

Sólo un Susurro

La noche llama...

Estos días he descubierto muchas cosas... algunas buenas y otras malas, pero ¿cuando no es así?. Tengo muy buenos momentos que nada más puedo recordar, pero quiero narraros un trozito de mi vida. Uno que para mi ha sido especial, mágico y feliz.

Todo empezó digamos que con prisas. Muchas prisas. Llegabamos tarde (que novedad) y todo lo hicimos a lo loco. Nos pusimos guapos y se pusieron guapas, todos nos ibamos de fiesta por la noche y ¡uf! que noche...

Pero lo mejor vino despues de esa noche. Volvimos bien pasadas las doce mientras fingiamos que estabamos cansandos. Era un juego, un juego con las cartas boquearriba. Consistia en hacer algo sin que te vieran pero mostrando que lo ibas a hacer.

Y lo hicimos. Al principio muy de puntillas, callados, nerviosos. Luego se convirtió en algo mas natural, botella en mano y descalzo recorrí todos los pasillos que pillé, bajé todas las escaleras que pude y toqué toda puerta con el número 2 delante.

Entre tanto, ocurrieron ciento de cosas que me enteré mas tarde, pero lo importante es lo que sucedió en la habitación 287, donde estuve poco antes del amanecer. Hize un promesa que cumplí a golpe de carta, chupitos y risas. Con el tiempo, cada uno se fue yendo por su lado, algunos mas colocados que otros, a intentar sobar un rato.

Pero yo no, yo aguanté ahí sólo por que ella estaba conmigo. Hablo de ella, por supuesto. ¿Quién era? Por la mañana temprano, te habría dicho que una desconocida. Por la tarde, una buena amiga. Por la noche ya no sabría que decirte, no sé si por la falta de sueño o por la botella medio vacía de vozka que sostuve durante horas.

Estuve con ella a los ojos de la Luna, bailando, y a los ojos del Sol, riendo. Vimos juntos el amanecer de un nuevo día y el fallecimiento de otro. Pero fue cuando se hizo silencio, cuando todos estaban soñando medio dormidos, cuando susurré estás palabras para que no se uniera a la legión de medio despiertos que nos rodeaban...

Quédate... quédate por que cuando tus ojos se iluminan yo sólo... sólo puedo sonreir y seguir, seguir contigo hasta que todo... acabe.