viernes, 10 de junio de 2011

Mojados

La lluvia hace del suelo un gran espejo.

Es su manera de hacernos ver algo más allá de los 3cm de suelo que pisam
os a diario y tiramos a un lado cuando llegamos a nuestras casas de ganas de dejar los recuerdos en las paredes y las pasiones en la cama.

Nos escondemos entre hormigones y dejamos que la lluvia los moje, como si esperáramos que sintieran algo. Como si fueran a sentir por nosotros. Como si hubieran sentido alguna vez. Como si no fueran inerte y grises. Como si no fueran nosotros.

Pero aquella vez tu te acercaste y besaste mis labios de piedra.

Y me volví de madera: dura, flexible, resistente... y que siente a su manera quieta que estás ahí cada vez que vienen nubes y tormentas. Cada vez que necesito un trago de vida. Cada vez que necesito sentir que sigo perteneciendo a éste mundo, estás ahí para besarme con tus labios mojados del mundo, mojados de ti.



miércoles, 8 de junio de 2011

La Venganza

Cebo para pescar pues si no alimenta otra cosa, alimentará... ¡mi venganza!

Ha infamado mi nombre y me ha hecho perder medio millón. Se ha reído de mis pérdidas y burlado de mis ganancias. Ha insultado a mi raza, hundido mis negocios, enfriado a mis amigos e inflamado a mis enemigos. ¿Y cual es su razón?

¡Que soy judío!

¿No tenemos ojos los judíos? ¿No tenemos manos? ¿Órganos? Dimensiones? ¿Sentidos, afectos, pasiones? ¿No comemos lo mismo? ¿No nos hieren las mismas armas? ¿No sufrimos las mismas dolencias y nos curan los mismos remedios? No sufrimos en invierno y en verano el mismo frío y el mismo calor que los cristianos? ¿Y si nos pinchais... no sangramos? Si nos haceis cosquillas, no reímos? Si nos envenenais... no perecemos? Y si nos ofendeis... ¿no vamos a vengarnos?

Si en todo lo demás somos iguales... ¡¡También en eso lo seremos!!

Si un judío ofende a un cristiano, ¿cual es su bondad? La venganza. Pero si un cristiano ofende a un judío, ¿cual debe ser su tolerancia... siguiendo vuestro ejemplo? La venganza. La maldad con que me instruis yo la ejecutaré y lo haré de tal modo que sin duda superaré a los instructores.

El mercader de Venecia - William Shakespeare