lunes, 6 de octubre de 2008

Cuando la esperanza arde

No quiero.

Olvidar las penas con garrafas para que luego vuelvan vestidas con palabras.

No quiero.

Que se marchen todos, que sólo se queden los que nunca me hicieron daño, los que nunca me juzgaron, se rieron de mi o me hicieron escribir mil y un versos para poder seguir adelante. Que se callen, nunca les pedí que hablaran, hacian su voluntad y a mi no me importaba, pero quiebran mis alientos de esperanza con risas malditas que me matan. Me van matando por dentro, pudriendome de negro, de rencor, de ira, de miedo a que nunca pueda ver una sonrisa en el espejo desdentado del lavabo.

No quiero.

Seguir fingiendo que los quiero, que ese afecto que alguna vez me mostraron aún lo siento caliente dentro de mi. Ellos olvidaron, pero yo sigo recordando que fueron, sin querer ver que han cambiado. Esas personas murieron, igual que lo hice yo hará tiempo. Ahora somos desconocidos con los mismos rostros algo mas viejos. Pero ellos aprendieron, a adaptarse a un mundo que entre todos hicieron.

Maldito mundo de mentiras, de agonias con sabores, colores y suspiros. Endulzamos la vida con una sonrisa maquillada en un rostro que solamente quiere palabras. Unas que me hagan sentir bien, dichas en la boca de alguien. Pero yo no tengo a nadie que me pueda dar esas palabras, asi que las escribo con la unica esperanza de que alguna vez, alguien las diga. No a mi, si no a la persona que crean correcta, porque así al menos sé que un pedazito de mi seguira vivo dentro de ellos.

El resto, se ha quemado entre sonrisas falsas, chupitos y desgracias.