jueves, 30 de abril de 2015

Poesía en diferido

Tengo una paja de café
(vaso largo y fino, para los malpensados)
que me atraviesa el sueño y da sentido
a estos crucigramas de letras
que conforman las lenguas y el mundo.

Se trata de un coma inducido
por mis armarios, que me ocultan
dentro de lo prohibido
(no se alteren, no es nada sucio)
sólo un quejío profano escapando
de lo absurdo.

En conclusión; soy feliz
si me aburro, a ratos confundo
el amor con la hidalgía
y te juro durante este segundo
que cuando venga la policía
declararé a todo; no me consta.