sábado, 3 de octubre de 2009

Mi ángel de la guarda

Dicen que toda persona tiene un alma inmortal que vela por él, un guardian en lo oculto. Encarna muchas formas y yo hoy por fin he descubierto, quién es mi ángel de la guarda.

Se llama 'Alitas' y es un mosquito de menos de un milimetro de tamaño.

Durante algún tiempo, lo confundí con un insecto normal y corriente, y muchas veces mis soplidos y empujones le dieron cuartel en lo ancho de mi habitación. Más de una vez incluso, sucumbió al blanco papel o al intesto calor lamparino y lo vi incrustado en tinta y chamuscado en el cristal de mi gastada mesita de noche.

Y apesar de todo, siempre conseguía volver...y yo sabía que era él. Nadie como Alitas se metía en mis ojos cuando estaba cansado para que me acostara de una vez. A veces me hacía cosquillas en la nariz cuando estaba resfriado y no paraba de estornudar. Muchas veces mis ojos lo seguían en el aire, con ese vuelo pausado y de repente... desaparecía.

Pero lo único que sé es que él siempre sigue estando conmigo.

Sueños de escritor

Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio.

Carlos Ruiz Zafón