Dicen que toda persona tiene un alma inmortal que vela por él, un guardian en lo oculto. Encarna muchas formas y yo hoy por fin he descubierto, quién es mi ángel de la guarda.
Se llama 'Alitas' y es un mosquito de menos de un milimetro de tamaño.
Durante algún tiempo, lo confundí con un insecto normal y corriente, y muchas veces mis soplidos y empujones le dieron cuartel en lo ancho de mi habitación. Más de una vez incluso, sucumbió al blanco papel o al intesto calor lamparino y lo vi incrustado en tinta y chamuscado en el cristal de mi gastada mesita de noche.
Y apesar de todo, siempre conseguía volver...y yo sabía que era él. Nadie como Alitas se metía en mis ojos cuando estaba cansado para que me acostara de una vez. A veces me hacía cosquillas en la nariz cuando estaba resfriado y no paraba de estornudar. Muchas veces mis ojos lo seguían en el aire, con ese vuelo pausado y de repente... desaparecía.
Pero lo único que sé es que él siempre sigue estando conmigo.
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