El gastar los bolis en los folios me aburre.
Yo ya he terminado, con contundencia y en apariencia, mal y tarde, pa'no variar. Pero no ha estado tan mal, aunque en una noche aprendiera todo lo que no necesitaba para respirar y poder continuar este extraño encuentro. Y mira que lo intento, pero cada día que pasa la sabiduría avanza hacia mi mientras se desnuda sonriente, pero sé que miente, que da igual lo que me muestre, que sin cuenta corriente meterá el saber universal en su bolso, se subirá la cremallera de esas botas de tacón y vendrá ha cruzarme la cara por haberle hecho perder el tiempo.
Siempre creyó que era uno de esos bobalicones anhelantes que le imploran de codos que se destape un poco más, para poder imaginar todo lo demás mientras se corren en una hoja donde escriben lo que nunca existió más allá de la imaginación de este escritor numérico que buscan inmanentes, el escote que nunca alcanzarán.
Yo no necesito pagar para descubrir algo más allá de mi nariz.
jueves, 12 de noviembre de 2009
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