Cebo para pescar pues si no alimenta otra cosa, alimentará... ¡mi venganza!
Ha infamado mi nombre y me ha hecho perder medio millón. Se ha reído de mis pérdidas y burlado de mis ganancias. Ha insultado a mi raza, hundido mis negocios, enfriado a mis amigos e inflamado a mis enemigos. ¿Y cual es su razón?
¡Que soy judío!
¿No tenemos ojos los judíos? ¿No tenemos manos? ¿Órganos? Dimensiones? ¿Sentidos, afectos, pasiones? ¿No comemos lo mismo? ¿No nos hieren las mismas armas? ¿No sufrimos las mismas dolencias y nos curan los mismos remedios? No sufrimos en invierno y en verano el mismo frío y el mismo calor que los cristianos? ¿Y si nos pinchais... no sangramos? Si nos haceis cosquillas, no reímos? Si nos envenenais... no perecemos? Y si nos ofendeis... ¿no vamos a vengarnos?
Si en todo lo demás somos iguales... ¡¡También en eso lo seremos!!
Si un judío ofende a un cristiano, ¿cual es su bondad? La venganza. Pero si un cristiano ofende a un judío, ¿cual debe ser su tolerancia... siguiendo vuestro ejemplo? La venganza. La maldad con que me instruis yo la ejecutaré y lo haré de tal modo que sin duda superaré a los instructores.
El mercader de Venecia - William Shakespeare
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