Ya no huyo de tus piernas de mujer, de tu aliento caliente en mi pecho, del brillo de tus ojos que me deslumbra más que el mismísimo Sol.
De tus cantos de sirena, de las cadenas de mis deseos, de las noches de desvelos que terminaban con algún licor.
De jugar a escondidas y del caer de tus mejillas si esa noche, no estoy allí. De la sonrisa que me copias y de las lagrimas que lloras mientras yo no te veo.
De los sueños a medias, y de los horizontes que cruzar, mientras espero que al final, volvamos a estar unidos...
De los momentos vividos que no puedo recordar, ebrio de tu aliento en mi cuello y de tu saliva al hablar.
Ya no huyo, ahora sólo quiero estar frente a ti.
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