sábado, 17 de octubre de 2009

Perseguido

Escucho tus gritos sordos desde el otro lado del sillón. La tele llena la vacía habitación con palabras transparentes que cosechan un sinfín de fracasos.

No quiero mirarte, no quiero ver esa mirada envenenada de reproches por lo que hice. No sé lo que pasará. No sé lo que está pasando. No puedo firmar el futuro y violar al pasado en callejones oscuros mientras me persigue el tictac del reloj hambriento que me devora por dentro mientras corro.

Sólo.

Buscándote.

Pero igualmente sólo...

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