El frío campa a sus anchas...
Me tengo que esconder de él entre sabanas que me tapan de la luz por la mañana. Mi cuerpo está adormilado, pero se matiene fuerte, activo, al contrario que mi mente que tiende a ser un gran borrón en una pizarra. Cada noche intento deshacer ese borrón y hacer cuenta nueva, pero lo que hago no consigo llamarlo dormir. Nunca dormido ni despierto, es algo intermedio.
Ya ni sueño, mis deseos se mezclan con mis miedos y de ahí surgen ellos. Pasan por mi mente como ladrones de ideas, que las cambian por algo que aún no tiene nombre... Ni sueños ni pesadillas, son algo intermedio.
Y mientras, me van susurrando cosas como una leve melodía en la que si pones demasiado el oído, no entiendes nada. Mi cerebro linea, como una fina raya que sólo se viera afectada por esa melodía que a duras penas entiendo. Pero al cabo de un rato, alguién me desenchufa y me despierto. Las sabanas me afixian, pero no llegan a calentarme, aunque tampoco me dan frío. No estan ni frías ni calientes, es algo intermedio.
Entonces te echo de menos, me levanto de la cama y me enfrento a un nuevo día, espejo del anterior, que a su vez también lo era del otro... es como si los meses estuvieran formando un rayo de la muerte de Arquímedes y me estuvieran apuntando a la cabeza con él. Hay veces en que uno simplemente quiere respirar y le meten la cabeza debajo de agua. Y quién esta bajo ella, sintiendola presionar el cuerpo y atrofiar la mente, no está ni vivo ni muerto.
Es algo intermedio.
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