lunes, 7 de septiembre de 2009

Con una sonrisa

Parte del arte de escribir es hacerlo cuando uno cree cree que debe hacerlo. Nadie te puede obligar a escribir, igual que nadie te puede obligar a respirar.

Del mismo modo, si estás un tiempo sin respirar tu cuerpo te pide hacerlo. Contra más tiempo pasa, esa voz en tu cabeza se agranda, nublando tus sentidos. Cuando ya no puedes más, o sales o no sales, pues por encima de ese instinto, estás tú.

Nunca lo olvides, sólamente cuando venzas ese instinto distinto al de escribir tres renglones y medio en una libreta, podrás guardar todo lo que reside a pensión completa en tu corazón.

Y aunque pagues la factura con tu misma alma, sonrie mientras andas entre el gentío y su existir, pues muchos morirán por un sueño y sólo tú vivirás por ti.

2 comentarios:

Patricia Olmo dijo...

azucarillo, me explicas la cantidad de errores del texto?

Naftor dijo...

Perdone usté, pero si m'ortografía no le gu'ta, tirese a quejarse a e'tos de la rear acaemia de la lengua épañola, que seguro que'llos l'ablarán bonicamente.

No ni ná! xD