Todo empieza con una habitación. Siempre es una habitación. Una tentación de cerrar las paredes y abrir la imaginación buscando una canción que encuentras sin voz.
Continua el tópico: una mujer. Siempre es una mujer. Unos labios carmesí y unas piernas entre ti y tu blues frenesí de punteos malos.
Avanza el guión y encuentras un reloj que marca el momento del portazo, del primer abrazo y lo que sigue en esos casos de ganas de estar entre 4 paredes, un reloj y una mujer.
Pero esta vez, la historia cambia. Paredes que ven, una mujer que no es mujer y un reloj que por fastidiar, hasta funciona. Planeaste la historia perfecta de una noche cualquiera.
Lástima: en improvisar está el arte de la vida.
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1 comentario:
Que ciertos y geniales son tus escritos, tan... tuyos (?)
y un reloj que por fastidiar, hasta funciona. ( amé esto)
Cuidate obra de arte.
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