Predican los mentirosos que hoy, una vez cada nosecuanto nos sentemos y reflexionemos para que mañana botemos de todo menos de alegría.
Después de día tras día, ahora tengo voz en esta jauría de perros y monos en la que cabría esperar, las palomas echaron a volar y ahora los cuervos devoran sus cadáveres.
Y me siento un inútil social por no tener las cosas claras. Por que alguien partió el tablero en dos y si cometes el error de no estar en un sitio o en otro, acabas cayendo en la grieta de seguir creyendo que aún esto sirve para algo.
Sigo al borde del precipicio, sin saber si lanzarme o perder el juicio y volver a la casilla de salida, donde lo que me han dicho toda la vida es verdad y lo contrario, es mentira.
Por que ellos siempre serán más malos, más corruptos y más sucios. Por ellos no leemos, no estudiamos, no nos cuidamos y ni miramos más allá del maldito televisor. Por ellos engañamos a nuestras mujeres y malcriamos a nuestros hijos.
Por que por ellos somos el jodido cáncer del mundo, que se sienta a esperar en el sillón.
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