jueves, 8 de mayo de 2008

El Espantapájaros de Acero

¿Porqué mis actos deben estar condicionados por gente qeu no me importa, y a la que no le importo una mierda?

¿Porqué debemos estar pendientes de unos ojos deficientes de estúpida gente a la que nisiquiera prestamos atención?

Y vuelvo a los viejos tiempos, en aquellos en los que estaba callado, para que no se rieran de mi. En los que cada pensamiento, acto o palabra que hacía se convertía en la burla de la semana.

Si hablo se rien. Si callo, me muero. Si pataleo, el juego se convierte en una simple parodia de yo contra el mundo entero... y me callo, sin que nadie sepa que por ello muero. Muere una parte de mi, por que mis palabras son violadas por el silencio, quebradas por el redil de los sueños, ese que hace que las palabras no puedas escapar hallá donde existen los besos.

Besos como los del Espantapajaros de Acero, que con una mirada dura me martillea el cerebro y con una sonrisa aparentemente hipócrita, me dice, que todo saldrá bien. Más, ¡el infierno se lo lleve, llevaba razón! Pero aún así, sólo el tiempo se la ha dado, y despues de tanto tiempo, por fín lo entiendo. Entiendo por que solo se le acercan los cuervos.

Si te muestras al mundo, con una sonrisa que nadie te puede quitar, te conviertes en el espantapájaros de acero, que hagas lo que hagas tú siempre, seguirás sonriendo.


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